martes, 16 de agosto de 2011

Cróunica 4, día 15

Es cierto que en San Roque hay mucha gente currando sin más sueldo que los disgustos que se llevan algunas veces, por amor a la Peña. Están los que montan y desmontan los locales, quienes se encargan de la charanga, de la pancarta, de repartir cenas y recenas, de gestionar el bingo o cualquier otra actividad que hay en el local.


Cuando salía de casa este mediodía para ir al vermú venía pensando si esta fiesta no será para unos pocos y los demás (peñistas incluidos) son escenario y figurantes contratados que tienen que estar en un momento determinado en un sitio para hacer un papel. Junto con los de la Garnacha fuimos a tomar los vermús de rigor y en la puerta del Roma tuve el privilegio de compartir mesa con San Roque, un personaje de carne y hueso, ataviado con las ropas del santo y acompañado por su perra, que no era otro que Snoppy. Aseguraba que le había tocado a uno de sus amigos y que tendría que darle de comer durante todo el año; en una de las muchas fotos que se hizo con los viandantes,al quejarse del calor le respondieron que San Roque tenía hábito de invierno y habito de verano.  El santo afirmó que él también, el de invierno lo llevaba puesto y el hábito de verano es beber cerveza. Situaciones así me confirman en que se está representando una obra teatral de la fiesta y que yo estoy en medio porque las representan para mí.


El vermú largo y tendido nos lleva al caballero, donde varios peñistas con un equipo móvil de música interpretan rancheras vehementemente y subidos a las mesas, aunque no van de mejicanos como ayer, todavía les dura esa marcha y tanto Lamberto como Macarrón concitan la atención del público y el propietario del bar obsequia con una ronda de cañas y pinchos a todos los presentes.


No voy a la corrida de rejones, la cambio por una merecida siesta que inicio acompañando a la charanga hasta la plaza y finalizo cuando la misma sale de los toros y se nos lleva como si se tratara del flautista de Hamelin por las calles de Calatayud. Nos vamos a repartir la cena con la pandilla de chicos y chicas que ayudan, hoy tocan costillas con carne y están divinas. La cosa va muy relajada y empiezan a llegar al local los primeros disfrazados de playeros a la hora en que Isidro ha convertido su inicial bañador de señora en un exiguo tanga. Después de bailar con los Soultans, que son un lujo de grupo, todavía llegamos a tiempo de ver algunos de los disfraces de la Garnacha, entre ellos al grupo ABBA.

Como he estado con el santo en carne mortal durante el vermú y le he cantado los gozos, paso de hacer la romería y me voy a casa a dormir; una de mis sobrinas ya ha llegado, la otra okupa andará de romería en la ermita.

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